Morelia, Michoacán.- En la zona lacustre del Lago de Pátzcuaro, aún se pueden encontrar algunos ejemplares conocidos científicamente como Ambystoma dumerili, y popularmente conocidos como Achoque, el cual es altamente medicinal y se le atribuyen propiedades para aliviar y curar el dolor, el desgaste físico y mental.
Al hablar de esta especie de anfibio, Julio Vargas Medina, director de la Comisión de Pesca del Gobierno del estado señaló que aún existen algunos ejemplares en el lago de Pátzcuaro, por lo cual hizo un llamado a cuidar y preservar esta especie que se encuentra en peligro de extinción.
Vargas Medina subrayó que en el mundo existen 659 especies de salamandras; de éstas, “17 se encuentran únicamente 4 en México y pueden conservarse en estado neoténico, es decir, pueden reproducirse en su estado larval debajo del agua y mantenerse así hasta la muerte”.
En este grupo, es donde entran el ajolote (Ambystoma mexicanum) y el achoque (Ambystoma dumerili)”. Ambas especies son los organismos con la mayor capacidad de regeneración celular entre los vertebrados, según la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tenología (Conacyt).
Estos peculiares “parientes” con el Ajolote, son capaces de regenerar sus miembros, pero incluso órganos internos, cuando estos son deteriorados. Por ello, han figurado en el imaginario colectivo desde la época prehispánica como figuras de leyendas y admiración.
El titular de la Compesca en la entidad, subrayó que las causas que han contribuido a la disminución de la especie, han sido la eutrofización del lago, la disminución del nivel de agua, la introducción de especies exóticas y la sobreexplotación de recursos, para el 2011 el achoque se encontraba prácticamente extinto en el lago.
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y religiosas de la orden de predicadores del monasterio de María Inmaculada de la Salud en Pátzcuaro, han realizado esfuerzos y tareas muy loables para su conservación.
De hecho, el grupo de religiosas cuenta con un criadero en cautiverio para su conservación desde el 2000, esta acción ha salvado la especie ya que comenzó cultivándose con fines medicinales (jarabe para la tos) pero actualmente se realiza con fines de protección y conservación.
El funcionario dio a conocer que la Compesca también realizará trabajos de conservación de esta especie, que ya es parte de la cultura purépecha, reconocida por sus aportaciones medicinales y un símbolo del Lago de Pátzcuaro.
Señaló que en cuanto al número de individuos en la población del achoque no existen cifras confiables ya que en la actualidad, este estudio sería algo difícil de realizar, pues la población de la especie es tan escasa, que las probabilidades de captura son muy reducidas.
La especie continúa amenazada y se encuentra en las listas nacionales e internacionales de conservación, su relevancia radica en que, al extinguirse localmente, afectaría también la biodiversidad global.
De acuerdo a información de la Coordinación de la Investigación Científica de la UMSNH, su antigüedad es de más de 370 millones de años.
El achoque en la cultura purépecha es muy importante, sobre todo respecto a la tradición medicinal. A este se le ha asociado con fines curativos vinculados al tratamiento de vías respiratorias, curación de empachos y sofocamientos, y hasta con un remedio para facilitar el parto. También, el achoque se utiliza como alimento por tener un alto contenido energético.
Asimismo, en el 2010 fue registrada la Unidad de manejo para la conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre Dumerilii, “con un plan de manejo estructurado y encaminado a la conservación de la especie y del conocimiento tradicional”.
El achójki (el nombre del animalito en purépecha) se utiliza como energetizante, revitalizante y reconstituyente del sistema inmune.
El jarabe hecho con el achoque se usa también para tratar afecciones de las vías respiratorias, tos, gripa y neumonía; para dar vitalidad a adultos mayores, niños “éticos” y personas con anemia”.
Igual para problemas asociados con la desnutrición, las mujeres, parturientas o en puerperio, se les da caldo de achójki con atole todos los días para que se “alivien”, además de ser reconstituyente para las mujeres en período de lactancia y hasta se consume para “curar la tristeza”.
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