Los políticos dan pena

Señor Suárez / Opinión Morena anduvo a la caza de políticos de todos los partidos, por eso es el chilaquil en que se convirtió. Otros corrieron a formarse en sus filas porque como es la marca hegemónica, pone ante posibilidades de triunfo.

Los institutos pequeños y los que por vez primera participan en la contienda, a los que llaman nuevos, –aunque sean sus dirigentes políticos viejos y venidos de otros partidos–, reclutaron actores, comediantes y deportistas, a famosos pues, em aras de salvar el pellejo con un 2% de la votación para que les caiga dinero público.

Y para esta contienda los hay que se cambian de camisa política, como si se tratara de ropa interior.

Los intereses personales están antes que un partido o grupo, pareciera quedar claro.

Entro a ejemplos, Mateo Toledo, cuando vio que ya no podía en el PRD, del que se sirvió porque gozó de becas, las mieles de una regiduría y un cargo administrativo a nivel Michoacán, formó una asociación y cantó que iba por la vía independiente a buscar ser lo que los ciudadanos quisieran porque estaba para servir.

Un día se presentó en el PVEM con “proyecto ciudadano” y alabó a la dirigencia estatal porque le permitía ser propuesta para gobernar el municipio de Lázaro Cárdenas.

De pronto, se bajó del barco y anunció que no iba por “motivos personales”, en lo que más bien parecía un berrinche de niño montado en el momento más decisivo para el partido que le confiara espacio.

No tardó mucho, y ahora esos motivos personales son que regresa a su PRD con el proyecto de Laura Carmona.

¿Así con tanto virar, alguien le sostiene confianza? No juzgaré, se lo dejo a valoración suya.

Otro caso es Alejandro Guízar. Abandonó el PRI por el que además de ocupar cartera política, fue funcionario municipal.

Entre júbilo y expectativas, fue a dirigir el PVEM, pero sólo por unos meses, ya en la actual contienda acabó en Fuerza por México, que le ofreció una regiduría pero de suplente. Ese es el capital político que le vieron.

Hay otros casos de quienes estaban en el PRD y terminaron en Morena, aunque allá los vean como apestados. Al parecer desean la suerte de Silvia Estrada que renunció al partido que se anuncia como “El sol siempre vuelve a salir” y la abrazó el PAN con tan buena admisión que la convirtió en candidata a la presidencia municipal.

El transportista Manuel Sánchez dejó el PRI, integró una planilla que prometía dar la batalla en las candidaturas independientes, levantando fe de quienes se han hartado de los partidos, pero nada que al final del túnel llegó a otro proyecto y nuevamente a los partidos que criticó.

El cruce de un partido para otro es marca de identidad de esta elección. Algunos francamente dan pena ajena, cuando muchos como si nada, ayer fueron echando pestes por la figura o partido que ahora van a defender.

Los ciudadanos comunes no alcanzamos a diferenciar cómo es que dejar un barco para subir a otros ya los hace sanos, honestos, limpios.

El lunes próximo inician las campañas los candidatos a la diputación local y a los ayuntamientos. Ya verá cuántos dejaron su casa para meterse a otra, incluidos muchos aspirantes a regidores del próximo Cabildo.

Ya lo verá.

Be the first to comment on "Los políticos dan pena"

Leave a comment

Your email address will not be published.


*