Por Francisco Rivera Cruz
Lázaro Cárdenas, Michoacán.- A casi cuatro semanas de que en el Centro de Rehabilitación Social (Cereso) local, situado en El Bordonal, prohibieron la entrada de alimentos por las visitas, la molestia crece por la medida, con lo cual, afirman los familiares de internos, se les está causando una sangría económica.
Hace poco menos de un mes, –narran–, que a imposición de la Directora del reclusorio, Lic. María del Socorro Paniagua Muñoz, cambiaron las cosas, siendo problema que en este periodo les ha costado más sostener a sus internos, porque aunque se anunció que la medida era para evitar que ingresaran sustancias ilegales, lo que movió en realidad es imponer costos y precios a los benefactores básicos.
Al no permitirse la entrada de alimentos en las visitas, ni las visitas en sí, obligaron a los internos a comprar alimentos al precio que se les imponga, aunque por norma deberían ser gratuitos.
En particular, llamaron a que la Comisión Estatal de los Derechos Humanos tome conocimiento de que le limitaron el agua, cuando todo mundo sabe la importancia de este elemento para la salud y la vida; y se excavó un pozo al interior del Cereso, de donde les proporcionan el líquido. Quién ha probado la calidad, interrogaron.
“Tal vez, nuestros familiares no se atrevan a denunciarlo en una visita por temor a las represalias”, pero en una visita sorpresa podrían ver que el agua de garrafones no cumpliría las necesidades de una comunidad como la que hay al interior, además de constatar la existencia del pozo de extracción, relataron a este reportero.
Por Reglamento de los Ceresos de Michoacán, artículo 170, está establecido el derecho a que les lleven comida en visita, sin embargo, ignorando esa disposición “se está haciendo dinero de la necesidad y de nuestros familiares”.
Aclararon que la venta de la que se quejan no son artículos de limpieza o antojitos, como galletas o golosinas, sino las comidas, que saben que el estado envía en recursos o productos.
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